EL DEVASTADOR IMPACTO DEL ECOCIDIO EN LAS MUJERES Y LOS NIÑOS Y NIÑAS DE UGANDA

Este blog invitado forma parte de una serie que pretende ser un espacio dedicado a los numerosos movimientos/campañas mundiales que se enfrentan a la destrucción de los ecosistemas para que compartan sus historias, relatos y perspectivas.

Este blog invitado fue escrito por Linet Nabwire, abogada de justicia climática, y Jefa de equipo y Fundadora de la Red de Transformación Climática (Climate Transformation Network, nombre original en inglés).


Introducción

En los últimos años, Uganda ha experimentado las graves consecuencias del cambio climático, con penosas consecuencias para las comunidades vulnerables, especialmente en Namulindwa (Uganda oriental) y en la región de Kasese. Estas regiones han sufrido catastróficos corrimientos de tierras e inundaciones, que han provocado el desplazamiento de personas, la pérdida de vidas y la destrucción de propiedades.

El ecocidio, la destrucción extensa o duradera de los ecosistemas, incluye actos como la deforestación de los bosques tropicales primarios o los grandes vertidos de petróleo, y puede entenderse como un crimen tanto contra los seres humanos como contra el medio ambiente. Las consecuencias humanas del ecocidio las sufren de forma desproporcionada las comunidades vulnerables, lo que agrava las desigualdades sociales y las disparidades de género. En Uganda, las mujeres y los niños y niñas se llevan la peor parte de la destrucción ecológica. Este artículo pretende arrojar luz sobre la gran repercusión que tienen los impactos del ecocidio en estos grupos marginados y destacar la urgente necesidad de actuar.

Soportar el peso de la devastación ecológica

Las mujeres de Uganda, especialmente las que residen en Namisindwa y en la región de Kasese, están sufriendo las consecuencias más duras del ecocidio. A menudo son las principales cuidadoras, responsables de proporcionar los alimentos, el agua y el cobijo a sus familias. A medida que los recursos naturales escasean debido al cambio climático, las mujeres se ven obligadas a recorrer mayores distancias para buscar el agua y la leña, lo que las expone a un mayor riesgo de acoso, de agresión e incluso de muerte. Además, la degradación medioambiental altera los sistemas agrícolas, dejando a las agricultoras con dificultades para alimentar a sus familias.

Los niños y las niñas son de por sí vulnerables a las secuelas que deja un ecocidio. Los devastadores corrimientos de tierras e inundaciones provocados por el cambio climático han afectado al acceso a la educación, la sanidad y las necesidades básicas. Las escuelas han resultado destruidas o son inaccesibles, lo que provoca la interrupción de la educación, sobre todo en el caso de las niñas, que tienen más probabilidades de ser sacadas de la escuela debido a las normas tradicionales de género. Además, estas catástrofes aumentan la prevalencia del trabajo infantil, de los matrimonios precoces y de la trata de seres humanos, robando a niños y niñas su infancia y sus perspectivas de futuro.

Hacer frente a la crisis

Ante estas desgarradoras realidades, la Red de Transformación del Clima (CTN, por sus siglas en inglés) surgió como un faro de esperanza para las comunidades afectadas. La CTN reconoce que hacer frente a las consecuencias del cambio climático requiere esfuerzos concertados en favor del desarrollo sostenible, la preservación del medio ambiente y la capacitación de mujeres y de niños y niñas. El innovador proyecto de la organización, que consiste en confeccionar adornos de pared y marcos de fotos con tapones de botellas metálicas recicladas y piezas de ropa recortadas, no sólo hace frente a la contaminación ambiental, sino que también proporciona una fuente de ingresos a las mujeres y niñas marginadas.

Como en la mayoría de los países del Sur global, las mujeres y los niños y niñas de Uganda son los menos responsables en la creación de estos impactos ecológicos y climáticos que amenazan cada vez más sus vidas y sus medios de subsistencia. Estas personas son las víctimas de un vacío dentro del Derecho penal internacional, que actualmente carece de disposiciones para castigar y evitar las formas más graves de destrucción medioambiental. Estos daños trascienden las comunidades y las fronteras y destruyen vidas humanas. Es imperativo que los gobiernos tomen medidas para se legisle el ecocidio tanto a nivel nacional como internacional. Junto a esto, es crucial empoderar a las mujeres y las niñas mediante la educación, la formación profesional y el desarrollo del liderazgo para mejorar su resiliencia y su capacidad de adaptación a un clima cada vez más implacable.

A nivel individual, podemos contribuir apoyando a organizaciones como la CTN mediante donaciones, voluntariado o comprando sus artesanías sostenibles. Además, es esencial tomar conciencia del impacto que tiene el ecocidio en las mujeres y los niños y niñas de Uganda para inspirar un cambio significativo y recabar el apoyo público a la justicia climática y ecológica.

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