LA DESTRUCCIÓN DE LA PRESA DE KAJOVKA SE CALIFICA DE "ECOCIDIO" - UCRANIA PIDE AYUDA PARA EVALUAR LOS DAÑOS


La rotura de la presa de Kakhovka, en el sur de Ucrania, ha desbordado el río Dnipro, ha matado a un número indeterminado de personas y animales y ha dejado sin hogar a muchos ucranianos. Las consecuencias humanas inmediatas de la destrucción de la presa ya han sido devastadoras y sus repercusiones ecológicas, aunque aún se están evaluando, se han calificado repetidamente de "ecocidio"¹.

Las aguas residuales se han vertido en las calles que bordean el Dnipro, cuyas orillas han arrastrado la rica capa superficial del suelo de las tierras de labranza de la región. Aguas arriba, la repentina desecación del embalse podría alterar rápidamente el ecosistema en un proceso de desertización. Aguas abajo, además de los daños causados a los asentamientos y a la agricultura, las aguas corren el riesgo de verter en el Mar Negro grandes volúmenes de agrotóxicos y productos petroquímicos que, según advierten los expertos, podrían provocar una mortandad masiva de peces, moluscos y otras especies acuáticas².

También está el peligro a largo plazo que corre la mayor central nuclear de Europa, Zaporizhzhia. El Organismo Internacional de la Energía Atómica declaró que "no hay riesgo inmediato para la seguridad nuclear de la central"³, pues las piscinas de refrigeración ya están llenas. Sin embargo, esto podría cambiar si el embalse situado detrás de la presa se agotara considerablemente, lo que dificultaría la reposición del sistema de refrigeración y el funcionamiento de los generadores diésel.

Tanto Ucrania como Rusia se encuentran entre el reducido número de países que tienen tipificado el delito de ecocidio en sus códigos penales. Tomando en consideración los daños evaluados hasta ahora, parece que la situación de Kakhovka podría encajar en ambos textos legales y también podría abordarse potencialmente recurriendo al derecho internacional humanitario en los tribunales ucranianos o a través del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, aunque la cláusula existente en el Estatuto de Roma sobre los daños medioambientales en tiempos de guerra tiene un listón muy alto para que se constituya el delito.

Ucrania ya ha empezado a investigar y a preparar un proceso por crímenes de guerra y ecocidio basado en su propio Código Penal, y ha realizado un llamado urgente a la comunidad internacional para que le ayude con asistencia técnica, tecnológica y sobre el terreno para así identificar y catalogar adecuadamente el alcance de los daños sufridos, daños que amenazan a ecosistemas situados mucho más allá de las fronteras de Ucrania y que probablemente durarán muchos años más que la situación de conflicto.

Andriy Kostin, Fiscal General de Ucrania

El Fiscal General de Ucrania, Andriy Kostin, ha declarado: “Se trata probablemente del mayor desastre medioambiental de la historia de la Ucrania independiente. Nos hemos comprometido a investigar este crimen de guerra y ecocidio al máximo de nuestra capacidad. Pero también somos conscientes de que un crimen de esta magnitud requiere una investigación internacional independiente. Por eso estamos totalmente abiertos a cooperar con la Corte Penal Internacional. Los representantes de la CPI ya han visitado las zonas inundadas. Les estamos facilitando el acceso a todas las pruebas y lugares bajo control ucraniano. Para nosotros es importante que lo vean todo con sus propios ojos y saquen sus propias conclusiones objetivas. También estamos instando a nuestros socios internacionales, tanto a nivel de gobiernos como de organizaciones no gubernamentales, a que proporcionen asistencia técnica y experta en evaluación de daños medioambientales. Necesitamos un verdadero esfuerzo mundial para investigar este crimen y superar sus nefastas consecuencias.”

Jojo Mehta, Cofundadora y Directora Ejecutiva de Stop Ecocidio Internacional, ha afirmado:

La destrucción de la presa de Kakhovka en Ucrania es devastadora. No cabe duda de que Ucrania querrá emprender acciones judiciales en virtud de las disposiciones existentes (aunque limitadas) que pueden encontrarse tanto en su propia legislación nacional como en diversas partes del Estatuto de Roma, incluida la cláusula específica sobre crímenes de guerra por daños medioambientales.

Sin embargo, es notable que los agresores, históricamente y aún hoy, perciban los daños medioambientales en tiempos de guerra como "incidentales". Por lo tanto, es esencial reconocer el ecocidio como un crimen por derecho propio, aplicable tanto en tiempos de paz como de conflicto, como una medida disuasoria más eficaz contra los daños medioambientales graves y extensos o duraderos.

Ucrania ha apoyado firmemente esta tendencia, presionando en el Consejo de Europa para que se recomiende a los 46 Estados miembros que legislen sobre el ecocidio y que apoyen el reconocimiento de un crimen internacional autónomo.

Ya no podemos seguir obviando lo profundamente peligroso que es, en cualquier contexto, destruir los ecosistemas de los que dependemos por completo para vivir y subsistir, para mantener una biodiversidad crucial y para regular el clima en nuestro planeta".


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